Es la séptima vez que sucede desde julio
Desde julio, las autoridades israelíes han destruido el pueblo de Al Araqib al menos una vez al mes.
Amnistía Internacional ha condenado a las autoridades israelíes tras la demolición de un pueblo beduino en el sur de Israel. Es la séptima vez que sucede desde julio.
Las improvisadas viviendas que los habitantes del pueblo de Al Araqib en el Néguev habían levantado tras haber sido demolidas previamente el mes pasado, fueron derribadas el 22 de noviembre por el Departamento de Administración de Tierras de Israel. Los habitantes, todos ellos ciudadanos israelíes, fueron de nuevo desalojados por la policía antidisturbios.
“Condenamos estas continuas demoliciones que pretenden desalojar por la fuerza a los habitantes de Al Araqib de las tierras en las que han vivido durante generaciones”, afirmó Philip Luther, director adjunto del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“El hecho de que el pueblo haya sido demolido en siete ocasiones en sólo cuatro meses demuestra que no se trata de un error administrativo, sino de una política deliberada de desposeimiento por parte del gobierno israelí.”
Al Araqib es uno de los más de 40 pueblos palestinos en Israel no reconocidos por las autoridades, a pesar de la nacionalidad israelí de sus habitantes y de las reclamaciones que vienen haciendo desde hace tiempo de sus tierras.
Los habitantes de estos pueblos “no reconocidos”, en su mayoría ubicados en el desierto del Néguev en Israel, carecen de seguridad de tenencia y de servicios tales como agua y electricidad.
Al menos 50 de los 250 habitantes del pueblo de Al Araqib están viviendo de nuevo entre los escombros de sus casas mientras intentan reconstruirlas. Otros viven acampados en el cementerio del pueblo en tiendas de campaña.
Al igual que en las demoliciones anteriores, no se presentó ninguna orden de desalojo ni demolición a los habitantes de Al Araqib. Las autoridades israelíes ya habían detenido anteriormente a algunos de los habitantes y defensores del pueblo cuando exigieron ver una orden de demolición.
A principios de 2010, los medios de comunicación israelíes denunciaron que el gobierno había decidido triplicar el número de demoliciones de construcciones beduinas en el Néguev. Al no reconocer el derecho de tenencia de tierras de los habitantes de estos pueblos, el gobierno sostiene que se trata de asentamientos ilegales.
Las autoridades demolieron por primera vez el pueblo de Al Araqib el 27 de julio de 2010, y sus habitantes fueron desalojados por más de 1.000 agentes de la policía antidisturbios. Al menos 46 casas fueron destruidas, se arrancaron miles de olivos y otros cultivos, y se confiscó todo tipo de pertenencias, incluidos generadores eléctricos, vehículos y refrigeradores.
Los habitantes del pueblo se negaron a abandonar sus tierras y reconstruyeron refugios provisionales donde poder vivir. Estas construcciones fueron demolidas nuevamente por funcionarios del gobierno y agentes de la policía antidisturbios el 4 de agosto, el 10 de agosto, en la madrugada del 17 de agosto durante el Ramadán mientras sus habitantes ayunaban, el 12 de septiembre, el 13 de octubre y, de nuevo, esta semana.
Además de las demoliciones en Al Araqib, esta semana las autoridades israelíes han destruido casas palestinas en la Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén oriental.
El 24 de noviembre, el ayuntamiento de Jerusalén destruyó una casa en el barrio de Al Tur de Jerusalén oriental, así como nueve estructuras utilizadas por comercios palestinos en Issawiye y Hizma. Ese mismo día, las fuerzas militares israelíes demolieron tres edificios en el pueblo de Jiftlik y otro más en el pueblo de Qarawat Bani Hassan, ambos situados en Cisjordania.
Hoy, las fuerzas israelíes han destruido siete estructuras en Khirbet Yasra, incluidas dos casas y una mezquita, así como otro edificio de viviendas en Al Rifaiyya, ambos pueblos ubicados en Cisjordania.
Cientos de palestinos han perdido sus casas como consecuencia de las demoliciones, mientras que otros han visto devastado su medio de vida.
“El gobierno de Israel tiene que detener su política de demolición de viviendas en las comunidades situadas dentro de Israel, como Al Araqib en el Néguev, así como en la Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén oriental”, afirmó Philip Luther.