Treinta agentes participan en un curso para conocer el mundo musulmán y evitar incidentes como el de la mezquita de Palma
El imán de la mezquita de Son Gotleu explica en el templo a los descalzos policías cómo se practican los cinco rezos diarios. (Foto: Lorenzo)
Treinta policías se descalzan a la entrada de la mezquita de Son Gotleu, dejan sus zapatos en una estantería y se adentran en el templo. Vienen en son de paz, para observar con atención cómo una quincena de musulmanes se arrodillan al unísono, una y otra vez bajo la batuta del imán, en uno de los rezos del viernes.
"¿Por qué no hay mujeres?", pregunta una agente, que ha tenido que cubrir su cabeza al entrar en el templo. "¿Puede venir cualquier persona a la mezquita? ¿Necesita autorización la Policía para echar un vistazo dentro?", inquieren otros.
Es la culminación de un curso organizado por la Escola Balear d´Administració Pública (EBAP) que, durante toda la semana, ha sumergido en el islam a policías locales de 16 municipios para tratar de conocer las peculiaridades de esta religión y quienes la practican. Fiscales, policías, guardias civiles y colectivos de musulmanes les han explicado en 20 horas los entresijos de uno de los colectivos más numerosos de Mallorca y cómo afrontar su relación con ellos. Todo con el objetivo de evitar altercados como el ocurrido el verano pasado en una de las mezquitas de Palma, en el que agentes y fieles llegaron a los manos.
"Hay que evitar que el inmigrante tenga miedo a la Policía y dejar que nos utilice", explicó Pere Perelló, jefe de la Policía Local de sa Pobla, uno de los municipios de la isla que lleva 30 años afrontando el reto de la multiculturalidad. "Cuando en 1981 empezaron a llegar inmigrantes musulmanes, optamos por tomar cartas en el asunto y saber de ellos en lugar de escondernos. Quisimos saber de dónde y a qué venían y pedimos formación porque veíamos que el desconocimiento era un peligro para el futuro", afirmó Perelló durante su charla a los policías. Este veterano agente, que echó por tierra el "mito" de que la inmigración está vinculada a la delincuencia, enumeró algunos de los problemas que ha debido afrontar el municipio en los últimos años, como los pisos patera o las mafias que operaban con inmigrantes clandestinos. "Algunos de estos fenómenos han vuelto con la crisis económica. Pero debemos afrontarlos tanto a nivel policial como social, porque ellos no se cansan de repetir que no volverán a su país, que allí no hay futuro", aseguró.
Perelló, que opinó que el asunto de la inmigración no ha sido afrontado con firmeza por el Estado y destacó las carencias que padecen los cuerpos policiales para hacerlo, emplazó a los agentes a "conocer las realidades de los municipios para saber qué terreno pisamos" y a actuar con los musulmanes con la misma "tolerancia" que con cualquier otro ciudadano, desde la proximidad y por la convivencia. "El mejor conflicto es el que no se produce", sentenció.
El último incidente grave entre las fuerzas de seguridad y la comunidad musulmana se produjo a mediados de julio pasado en la mezquita de la calle Joan Mestre, en Palma, donde la Policía Local intentó entrar cuando perseguía a un joven que se había saltado un control. Los agentes se toparon con la resistencia de varios fieles a que accedieran al templo calzados y con armas y el altercado acabó con tres musulmanes detenidos, que a su vez denunciaron a los policías por agredirles. "No bastan indicios para entrar sin permiso del titular o autorización judicial, se necesitan conocimientos fundados de que se ha producido un delito para hacerlo", explicó durante el curso el fiscal Jesús García, que destacó que las mezquitas gozan de la misma inviolabilidad que cualquier domicilio y que no existe legislación específica para ellas. "Una entrada y registro es una medida excepcional y deben valorarse tanto las circunstancias como la finalidad y la idoneidad de llevarlos a cabo", valoró el fiscal, que destacó las consecuencias negativas que puede tener un allanamiento incorrecto, tanto para la investigación como para los agentes que lo efectúen.
Las jornadas sobre el mundo musulmán, por las que desde el año 2005 han pasado ya casi 500 agentes, contaron también con la participación del experto en la materia Juan Poyatos, la presidenta de una asociación de mujeres musulmanas y un agente de la Guardia Civil. La visita a la mezquita de la calle Regal, en el corazón de Son Gotleu, permitió a los agentes conocer el rito que, cinco veces al día, se practica en estos templos y aclarar dudas con el imán. "Las mujeres tienen el privilegio de rezar en una sala aparte. Y cualquiera es bienvenido al templo", respondió a las cuestiones de los agentes. "Si los policías que tuvieron el altercado en la mezquita hubieran pasado por este curso, es muy probable que no se hubiera producido el incidente", resumió uno de los participantes.