Representantes de la comunidad islámica crean en Vitoria el primer consejo vasco para «tener voz y ser escuchados»
Uno de los convocantes informa sobre la iniciativa. (Foto:Igor Aizpuru).
La reunión se produjo durante la tarde de ayer en la Casa de Asociaciones Itziar, en el barrio de Arana. Acudieron representantes de las comunidades musulmanas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. En su mayoría, marroquíes y argelinos. También participaron algunos líderes senegaleses. El motivo del encuentro fue la constitución del Consejo Musulmán Vasco (CMV), un órgano «consultivo» que nace con la pretensión de convertirse en portavoz de este sector poblacional. En Vitoria, por ejemplo, residen más de 5.000 personas que profesan esta religión.
Convocados por «musulmanes autóctonos» como Abdul Haqq Salaberria -convertido al Islam en 1992-, el CMV buscará «tener voz y ser escuchados por las instituciones». Hasta la fecha, los musulmanes viven fragmentados en torno a sus mezquitas y asociaciones culturales, con lo que sus relaciones institucionales se limitan a los municipios. «Y en casos concretos a las diputaciones», recalcó Salaberria a la concurrencia. El Consejo mira a un escalón superior: el Gobierno vasco. «Ahora mismo falta un interlocutor que nos represente a todos nosotros», lamenta.
«Órgano de comunicación y coordinación» entre las diferentes comunidades musulmanas asentadas en el País Vasco, este consejo se reunirá cada cuatro meses de forma rotatoria por las tres provincias vascas. Sus sugerencias serán «vinculantes» para sus miembros. La junta permanente la integrarán tres delegados, uno de cada territorio.
Tenernos en cuenta
Durante la reunión, algo caótica debido a que algunos miembros no sabían árabe y otros tampoco dominaban el castellano, se escucharon voces que pidieron «dar este paso para que se nos tenga en cuenta». Un representante llegado de Vizcaya solicitó que «esta idea sirva para que los españoles nos conozcan mejor y nosotros a ellos». Otro subrayó que «mejorará nuestra imagen y eliminará prejuicios».
La solicitud de mejores ubicaciones para sus mezquitas -en Vitoria cuentan con media docena, por ninguna en San Sebastián- o planes de integración laboral de la mujer fueron algunas de las primeras propuestas que salieron a la luz.