El Gobierno utilizó todos los medios para que la oposición perdiera opciones en las legislativas de ayer
Una mujer conversa con un político que había retirado su candidatura en protesta por las irregularidades en Kfar el Sheij. (Foto: EFE).
Con urnas mágicamente llenas apenas minutos después de abrir los colegios electorales y compra de votos en la propia puerta de algunos centros, los comicios legislativos egipcias demostraron ayer que el Gobierno de Hosni Mubarak no está dispuesto a ceder ni un solo escaño de su poder. Más de 41 millones de electores estaban llamados ayer a renovar los 508 escaños del Parlamento en una cita con las urnas donde se espera que la oposición islamista pierda gran parte de su presencia en el hemiciclo debido al fraude.
Representantes de ONG y de partidos políticos de la oposición denunciaron numerosas irregularidades en los colegios por parte de simpatizantes del gobernante Partido Nacional Democrático (PND). En algunos centros se impidió, a veces incluso con la ayuda de la propia Policía, la entrada a observadores de grupos de la oposición, o se utilizaron artimañas políticas tan sofisticadas como señalar a los votantes que se habían equivocado de día o que el colegio ya estaba cerrado.
Los Hermanos Musulmanes, que en las últimas legislativas de 2005 consiguieron hacerse con el 20% de los escaños del Parlamento, aseguraron ayer que no se permitió la entrada a sus representantes en el 70% u 80% de los colegios, según señaló su portavoz. Ni siquiera el líder de la formación, Mohamed Badia, pudo votar, ya que su nombre no figuraba en el censo electoral.
La agrupación islamista moderada está prohibida en Egipto pero, debido a su gran base social, está tolerada por las autoridades. Sus candidatos deben presentarse como independientes ya que una reforma reciente de la Constitución prohibió los partidos de corte religioso. Sus miembros son con frecuencia arrestados y mantenidos incomunicados durante meses.
El estado de emergencia que se promulgó en 1981 y que en 2007 se convirtió en ley permite que estos detenidos pasen meses en la cárcel sin que llegue a producirse juicio o, tan siquiera, se presenten cargos contra ellos. La organización Human Rights Watch (HRW) denunció la semana pasada que 1.306 miembros de los Hermanos Musulmanes habían sido detenidos desde que la formación anunció que concurriría al 30% de los escaños en juego. Cinco de los arrestados eran candidatos.
Preparar el terreno
La mano dura que ha mostrado el régimen ante estos comicios demuestra que el Gobierno no está dispuesto a encontrarse con sorpresas como la que los Hermanos Musulmanes dieron cinco años atrás al llevarse 88 escaños. Además, podría estar preparando el terreno para las elecciones presidenciales del año que viene, cuando el presidente Mubarak cumplirá 30 años en el poder.
Aún no está claro si el anciano mandatario, de 82 años, se presentará a la reelección o lo hará su hijo Gamal o algún peso pesado del estamento de Seguridad. La gran esperanza de la oposición laica, el exsecretario general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed al-Baradei, no ha manifestado tampoco su disposición a presentarse, aunque su reciente activismo a favor de cambios democráticos ha supuesto un soplo de aire fresco en el estancado panorama político egipcio.