Ithar Ghada Faied Admin
Cantidad de envíos : 2028 Edad : 46 Localización : Buenos Aires, Argentina Fecha de inscripción : 03/12/2008
| Tema: Evita la sospecha Miér Dic 08, 2010 9:44 am | |
| Otro atributo de la auténtica mujer musulmana es que no se forma infundadas sospechas sobre nadie. Ella evita la sospecha tanto como sea posible, tal como Allah (swt) ha prescrito en el Corán:
[¡Oh, creyentes! Evitad sospechar demasiado [de la actitud de los demás], pues ciertamente algunas sospechas son un pecado...] (49:12)
Ella comprende que al sospechar de los demás podría incurrir en el pecado, especialmente si deja dar rienda suelta a su imaginación para inventar posibilidades e ilusiones, y acusar a otras mujeres de actos vergonzosos de los cuales son inocentes. Ésta es la clase de sospecha maligna que está prohibida en el Islam.
El Profeta (sws) impartió una severa advertencia contra la sospecha y la especulación que no tienen fundamento en la realidad. Él dijo:
"Guardaos de la sospecha, porque la sospecha es la más falsa de las habladurías".[1]
El Profeta (sws) consideró a la sospecha como la más falsa de las habladurías. La musulmana sincera, que se precia de decir siempre la verdad, nunca permitirá que crucen por su lengua palabras que lleven el hedor de la falsedad. De esta manera, ¿cómo podría dejarse caer en la trampa de pronunciar las habladurías más falsas?
Cuando el Profeta (sws) advirtió contra la sospecha y la llamó la más falsa de las habladurías, él se estaba dirigiendo a los musulmanes, tanto hombres como mujeres, para que tomaran a la gente por su valor nominal y evitaran especular o dudar acerca de ellos. No es la actitud de una musulmana, ni es de su incumbencia, desentrañar los secretos de la gente para exponer sus asuntos privados, o para calumniarlos. Sólo Allah (swt) sabe lo que hay en los corazones de la gente y puede revelarlo, o llamarlos para dar cuenta de los mismos, porque solamente Él conoce todo lo secreto y oculto. Por el contrario, un hombre no conoce nada sobre su hermano, salvo lo que le ve hacer. Éste fue el enfoque de los Sahâbah y los Tâbi‘în, quienes recibieron la guía pura e inalterable del Islam.
‘Abd Ar Razzâq narró de ‘Abdullah Ibn ‘Utbah Ibn Mas‘ûd lo siguiente:
"Escuché decir a ‘Umar Ibn Al Jattâb (ra): ‘La gente solía seguir el uahi (la revelación) en la época del Profeta (sws), pero ahora el uahi ha cesado. Por eso, ahora tomamos a la gente por su valor nominal. Si alguien nos parece bueno, confiamos en él y formamos una relación próxima sobre la base de lo que observamos de sus actos. Nosotros nada tenemos que ver con sus pensamientos íntimos que deben ser juzgados por Allah (swt). Y si alguien nos parece malo, no confiamos ni creemos en él, aunque nos diga que sus pensamientos íntimos son buenos".[2]
La verdadera musulmana que se adhiere a lo que le ayude a recordar a Allah (swt) y a efectuar buenos actos, empleará el mayor cuidado en cada palabra que pronuncie sobre su hermana musulmana, sea directa o indirectamente. Ella tratará de asegurarse de cada juicio que emita sobre la gente, recordando siempre las palabras de Allah (swt):
[No hagáis ni digáis nada si no tenéis conocimiento. Por cierto que seréis interrogados en qué habéis utilizado el oído, la vista y el corazón.] (17:36)
Por tal razón, no transgrede esta prudente y concluyente prohibición. Ella no hablará, salvo con conocimiento, y no divulgará ningún juicio u opinión sin tener la suficiente certeza.
La fiel musulmana siempre se acuerda del Ángel que está asignado para registrar cada palabra que pronuncie y cada juicio que formule. Así, aumenta su temor de caer en el pecado de la sospecha:
[No pronuncia palabra alguna sin que a su lado esté presente un Ángel observador que la registre.] (50:18)
La musulmana precavida comprende la responsabilidad que guarda toda palabra que pronuncie, porque sabe que estas palabras pueden elevarla a una posición donde Allah (swt) se muestre complacido con ella, o le pueden hacer ganar Su ira, tal como dijo el Profeta (sws):
"Un hombre podría pronunciar una palabra que complazca a Allah y no percatarse de las consecuencias de la misma, porque Allah puede decretar que está complacido con él por dicha palabra hasta el Día en que se encuentre con Él. Similarmente, un hombre podría pronunciar una palabra que moleste a Allah sin percatarse de las consecuencias de la misma, porque Allah puede decretar que está molesto con él por dicha palabra hasta el Día de la Resurrección".[3]
¡Cuán grande es nuestra responsabilidad por las palabras que pronunciamos! ¡Cuán serias son las consecuencias de las palabras que nuestras locuaces lenguas expresan tan descuidadamente!
La fiel musulmana inteligente y temerosa de Dios no escucha las inútiles conversaciones de la gente, ni presta atención a los rumores y a las especulaciones que son moneda corriente actualmente en nuestras comunidades, especialmente en las reuniones de mujeres imprudentes y negligentes. En consecuencia, jamás se permitirá llegar a una decisión sobre cualquier cosa que escuche de tales rumores sin estar completamente segura de su veracidad. Ella cree que hacer esto constituiría una clase de mentira harâm, claramente prohibida por el Profeta (sws):
"Es suficiente mentira para un hombre repetir todo lo que escucha".[4]
[1] Al Bujâri y Muslim. Ver Sharh As Sunnah, 13/109, Kitâb al birr ua as silah, bâb mâ lâ iayûz min adh dhann.
[2] Haiâh As Sahâbah, 2/151
[3] Hadîz sahîh narrado por Mâlik en Al Muattâ', 2/975, Kitâb al kalâm, bâb mâ iu'mar bihi min at tahaffudh fi al kalâm.
[4] Sahîh Muslim, 1/73, introducción, bâb an nahi ‘an al hadîz bi kulli ma sumi‘a.
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