Ithar Ghada Faied Admin
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| Tema: Ella es orgullosa y no mendiga Lun Nov 22, 2010 1:38 pm | |
| Uno de los atributos que distinguen a la mujer musulmana que verdaderamente ha comprendido la guía del Islam es el hecho de que es orgullosa y no mendiga. Si está atravesando dificultades o está afligida por la pobreza, busca refugio en la paciencia y en el orgullo propio mientras redobla sus esfuerzos por encontrar el camino para salir de la crisis de pobreza que le ha acaecido. Nunca se le ocurrirá colocarse en una posición de mendicidad y pedir por ayuda, porque el Islam tiene una alta estima por la verdadera musulmana para permitirle que se coloque en tal posición. A la mujer musulmana se la exhorta a ser digna, independiente y paciente - sólo entonces Allah (swt) la ayudará y le dará su independencia y paciencia:
"A quien se abstenga de pedir a la gente, Allah (swt) lo ayudará. A quien trate de ser independiente, Allah (swt) lo enriquecerá. A quien trate de ser paciente, Allah (swt) le concederá paciencia. A nadie se le otorga un don más vasto y mejor que la paciencia".[1]
La musulmana que comprende las enseñanzas del Islam sabe que el Islam ha dado a los pobres los mismos derechos sobre la riqueza de los ricos (en referencia al pago del zakâh) que deben dar espontáneamente sin excusas o insultos. Pero al mismo tiempo, el Islam quiere que los pobres sean independientes y no confíen solamente en este derecho. La mano que da es mejor que la que recibe. Por ello, todos los musulmanes, tanto hombres como mujeres, deben trabajar para que sus manos no sean de las que reciben. Esto es lo más conveniente y lo más honorable para ellos. Por eso, aquellos hombres y mujeres que tienen poco deben acrecentar sus esfuerzos para no depender solamente de la caridad (zakâh) y de las limosnas. Esto los salvará de perder su prestigio. Cuando el Profeta (sws) hablaba sobre caridad desde el minbar, y refrenaba la mendicidad, recordaba a los musulmanes que "la mano que da es mejor que la que recibe".[2]
[1] Al Bujâri y Muslim. Ver Riâd As Sâlihîn, 35, Bâb as sabr.
[2] Sahîh Muslim, 7/124, Kitâb az zakâh, bâb baiân anna al iad al ‘ulia jair min al iad as sufla.
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