Ithar Ghada Faied Admin
Cantidad de envíos : 2028 Edad : 46 Localización : Buenos Aires, Argentina Fecha de inscripción : 03/12/2008
| Tema: Ella comprende la gran responsabilidad que tiene para con sus hijos Dom Abr 04, 2010 10:28 pm | |
| La mujer musulmana nunca olvida que la responsabilidad de la madre de educar a los niños y formar su carácter es mayor que la del padre, porque los hijos tienden a estar más cerca de su madre. Ella conoce todo sobre el desarrollo de su conducta emocional e intelectual durante su infancia y los años difíciles de la adolescencia.
Por esa razón, la mujer que comprende las enseñanzas del Islam y su propio papel educacional en la vida, conoce su absoluta responsabilidad en la crianza de sus hijos, como lo refiere el Corán en la siguiente aleya:
[¡Oh, creyentes! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del Fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras...] (66:6)
El Profeta (sws), también se refirió a esta responsabilidad en su Hadîz:
"Cada uno de vosotros es un pastor y cada uno es responsable de su rebaño. El líder es un pastor, y es responsable de su rebaño; un hombre es el pastor de su familia, y es responsable de su rebaño; una mujer es la pastora en la casa de su marido y es responsable de su rebaño; un siervo es el pastor de la riqueza de su amo, y es responsable de la misma. Cada uno de vosotros es un pastor y es responsable de su rebaño".1
El Islam coloca la responsabilidad sobre los hombros de cada individuo, nadie queda fuera. Los padres - especialmente las madres - son responsables de proporcionar a sus hijos una sólida formación y una educación islámica integral, basada en las nobles características que el Profeta (sws) declaró que había sido enviado para completar y difundir entre la gente: "Yo solamente he sido enviado para completar el comportamiento recto".2
Nada es más sugestivo de la grandeza de la responsabilidad de los padres hacia sus hijos y su deber de otorgarles una educación islámica adecuada que el veredicto de los ‘ulamâ', por el cual toda familia debe prestar atención a las palabras del Profeta (sws):
"Instruid a vuestros hijos en la oración cuando tengan siete años, y reprendedlos si no la hacen a los diez." 3
Cualquier padre consciente de este Hadîz pero que no enseña a sus hijos a orar cuando llegan a los siete años, ni les reprende si no lo hacen cuando llegan a los diez, son padres pecadores y están faltando a su deber; ellos serán responsables ante Allah (swt) por su fracaso.
El hogar de familia es el microcosmos de la sociedad en el cual se forma la mentalidad, el intelecto, las actitudes e inclinaciones de los niños cuando todavía son muy pequeños y están predispuestos a captar las íntegras palabras de guía. De ahí que el importante rol de los padres en la formación de las mentes de sus hijos e hijas para dirigirlos hacia la verdad y las buenas obras se torne algo bastante claro.
La mujer musulmana comprende su responsabilidad en la crianza de sus hijos, y tiene un brillante récord en producir e influenciar a grandes hombres, además de infundir nobles valores en sus corazones. No hay prueba mayor de esta afirmación que el hecho de que mujeres inteligentes y brillantes han engendrado más hijos nobles que los hombres brillantes e inteligentes, tantos que difícilmente se encuentre alguno entre los grandes hombres de nuestra Ummah que controlaron el curso de los acontecimientos en la historia que no estuvieran en deuda con su madre.
Az Zubair Ibn Al ‘Auâm estuvo en deuda por su grandeza con su madre Safiiah Bint ‘Abd Al Muttalib, quien infundió en él sus buenas cualidades y su distinguida naturaleza.
‘Abudllah, Al Mundhir y ‘Uruah, los hijos de Az Zubair, fueron producto de los valores infundidos por su madre Asmâ' Bint Abî Bakr, y cada uno de ellos dejó su huella en la historia y alcanzó un elevado status.
‘Ali Ibn Abî Tâlib (ra) recibió sabiduría, virtudes y buen carácter de su distinguida madre Fâtimah Bint Asad.
‘Abdullah Ibn Ya‘far (ra), el maestro de la generosidad árabe y el más noble de sus líderes perdió a su padre a temprana edad. No obstante, su madre Asmâ' Bint ‘Umais (ra) cuidó de él y le transmitió las virtudes y nobles características, en virtud de lo cual, ella misma, se convirtió en una de las grandes mujeres del Islam.
Mu‘âuiah Ibn Abî Sufiân heredó la fuerza de carácter y la inteligencia de su madre, Hind Bint ‘Utbah, no así de su padre, Abû Sufiân. Cuando él era un niño, ella advirtió que su hijo tenía características inteligentes y sobresalientes. Alguien le dijo lo siguiente: "Si él vive, llegará a ser líder de su pueblo". Ella respondió: "¡Qué no viva si sólo llega a ser líder de su pueblo!"
Mu‘âuiah, en cambio, fue incapaz de infundir su inteligencia, paciencia y habilidades en su propio hijo y heredero, Iazîd, debido a que la madre del niño era una mujer beduina simple con la cual se había casado sólo por su belleza y el rango de su tribu y familia.
El hermano de Mu‘âuiah, Ziâd Ibn Abî Sufiân, quien fue un excelente ejemplo de inteligencia, astucia y perspicacia, fue similarmente incapaz de transmitir estas cualidades a su hijo ‘Ubaidullah, quien llegó a ser un gobernante torpe, impotente e ignorante. Su madre Maryânah fue una mujer que no poseía ninguno de las virtudes que pudieran darle derecho a ser la madre de un gran hombre. | |
|