Según el diario The Independent los soldados británicos podrían haber empleado técnicas parecidas a las de los estadounidenses en Abu Ghraib para atormentar a los presos iraquíes
33 nuevos casos de denuncias de ciudadanos iraquíes contra los soldados británicos que invadieron su país no son suficiente para que el Ministerio de Defensa considere la tortura como una práctica generalizada entre sus tropas. Los cientos de demandas que podría haber según el abogado que representa a esos mismos iraquíes tampoco. Pero quizá el testimonio de algunos militares testigos o partícipes de las palizas a presos sirva para que los altos mandos del Ejército del Reino Unido se den cuenta de las cosas.
Este fin de semana, el diario The Independent informaba de que los soldados británicos podrían haber empleado técnicas parecidas a las de los estadounidenses en Abu Ghraib para atormentar a los presos iraquíes.
El periódico deja caer que ambos Ejércitos podrían haberse puesto de acuerdo en algunas de las prácticas. Entre ellas, el apilar a los presos desnudos y someterles a descargas eléctricas, violaciones, ejecuciones simuladas e intimidación con perros.
Lejos de divertirse dándose palizas entre ellos en la cantina de turno o jugar interminables partidas de billar alcoholizados, los soldados británicos pasaron al cuerpo a cuerpo en las cárceles de Irak.
Donald Paynee, militar británico que pasó a la historia en 2007 como el primero que va a la cárcel acusado de crímenes de guerra, dijo ayer que algunos de sus compañeros se pasaban de la raya, como él.
Lo hizo ante la comisión que investiga la muerte en Basora de Baha Mousa, un iraquí de 26 años que trabajaba de recepcionista en un hotel. Y puso como ejemplo gráfico las supuestas palizas del teniente Craig Rodgers:
“I observed Lieutenant Rodgers place a jerry can of petrol in front of the young boy. He poured water over him and then lit a match”.
“At one time or another I saw all the members of the multiple in-call sign G10A emulate me. I have seen each one, including Lieutenant Rodgers, forcefully kick and/or punch the detainees.”
Rodgers negó en un comunicado que hubiera “pegado o pateado a ningún preso”. Pero algunos de sus compañeros sí que vieron a Paynee propinando una paliza a Moussa antes de que muriera.
“He seemed to completely lose his self-control. He started to lash out wildly, punching and kicking Baha Mousa’s ribs. Corporal Payne also certainly kicked Baha Mousa’s head, which rebounded off the wall.”
Moussa murió hace seis años. En su autopsia, el recepcionista iraquí tenía 93 lesiones distintas. Demasiado como para haberse caído mientras se duchaba.
El historial de acusaciones de tortura contra el Reino Unido es bastante largo. No solo hay denuncias de presos iraquíes. También de paquistaníes, afganos y británicos musulmanes que afirman que los servicios de Inteligencia colaboraron con la CIA en su tormento en alguna cárcel perdida en el mundo, o simplemente los extorsionaron. Incluso los agentes de Scotland Yard han sido acusados de practicar el plato estrella de Guantánamo: la famosa asfixia simulada. Torturas al fin y al cabo. Solos o acompañados.
———————-
Un resumen del caso de Baha Mousa, en The Guardian