La resistencia del Congreso a admitir presos del penal ha bloqueado el cierre previsto para enero
La promesa más simbólica del actual presidente de EEUU, Barack Obama, ha quedado postergada hasta nuevo aviso. Obama ha admitido hoy por primera vez que no logrará cerrar el penal de Guantánamo el 22 de enero de 2010, como había prometido, aunque insistió en que sí lo conseguirá a lo largo del año próximo.
Lo aseguró durante la campaña electoral y, apenas dos días después de asumir el cargo, el mandatario estadounidense firmó la orden de clausura de la prisión de la base naval en el sudeste de Cuba.
Pero Obama había subestimado al Congreso. En septiembre, la cámara baja aprobó por 258 votos a favor (de los cuales 88 demócratas) y 163 en contra una medida no vinculante que impedía transferir a EEUU a cualquier preso de Guantánamo por suponer una "amenaza a la seguridad nacional". Hasta ahora sólo han salido de la prisión una veintena de presos.
Finalmente, Obama consiguió que los prisioneros puedan ser aceptados en territorio estadounidense, pero con un aviso previo de 45 días antes de todo traslado.
"Anticipo que Guantánamo se cerrará el próximo año", dijo Obama en una entrevista con la cadena Fox News realizada en Pekín. "No voy a marcar una fecha exacta porque mucho depende de la cooperación del Congreso", añadió.
Bush abrió el penal en 2002 para recluir fuera del país a sospechosos terroristas
La Casa Blanca había dado señales ya de que no lograría cumplir la meta establecida para la clausura de Guantánamo en este año, donde permanecen unos 215 detenidos, pero ésta es la primera vez que el presidente lo reconoce.
Miembros del Gobierno, como el Secretario de Defensa o el portavoz de la Casa Blanca, ya se habían pronunciado sobre la dificultad del cierre.
"La gente tiene miedo, y es comprensible, después de un montón de años en los que les dijeron que Guantánamo era clave para mantener a los terroristas fuera de EEUU", dijo Obama.
Su predecesor, George W. Bush, abrió el penal en enero de 2002, para recluir de forma indefinida y sin derechos a sospechosos de pertenecer a Al Qaeda o a los talibanes, capturados principalmente en Afganistán.
Al contrario que Bush, Obama ha ordenado el traslado de detenidos del penal a territorio estadounidense para su enjuiciamiento. Seis serán procesados en tribunales civiles y otros cinco en cortes militares especiales.
El Gobierno estudia actualmente la posibilidad de habilitar una prisión civil o militar en EEUU para acoger a los prisioneros que no pueda repatriar a terceros países.